¿Cómo diseñar una oficina que fomente la concentración?
La tecnología se metió en todos los aspectos de nuestra vida, haciendo que escaseen los momentos de descanso y abunden los de fatiga mental. El panorama es preocupante, pero la solución a este problema puede estar en ¿La manera que se diseña la oficina?
Un informe de Microsoft sobre el poder de concentración de las personas es alarmante, el mismo decrece año a año y parece no encontrar piso ¿la solución está en el ambiente más que en la tecnología?
as dramáticas transformaciones que el mundo ha vivido en las últimas décadas nos enfrentan a grandes presiones para afrontar estos cambios. El rápido avance de la tecnología, la explosión del conocimiento y el crecimiento demográfico son los principales catalizadores de este fenómeno a escala global.
A medida que este proceso avanza y la información se multiplica sin pausa, estar atentos y enfocados demanda cada vez más esfuerzo mental, especialmente a los jóvenes. Según una encuesta de Microsoft, el promedio de atención de las nuevas generaciones es de 8 segundos –en el año 2000 promediaba los 12 segundos–, un segundo menos que los peces dorados que tienen una capacidad de atención de 9 segundos1.
En este contexto de alta demanda, la necesidad de descansar para recuperar los niveles de atención se vuelve cada vez más importante, pero las tendencias laborales nos llevan en la dirección opuesta. El énfasis en la eficiencia y la productividad, junto con la intrusión de la tecnología en todas las áreas de nuestra vida, ha reducido (y, en alguna medida, estigmatizado) los momentos de descanso. La consecuencia es la fatiga mental, un estado que puede llevar a las personas a ser menos tolerantes, efectivas y saludables.
Las investigaciones de Rachel y Stephen Kaplan, profesores de psicología ambiental en la Universidad de Michigan, han revelado que los entornos naturales son fundamentales para la reducción de estos efectos negativos. Las experiencias restauradoras que ofrece la naturaleza ayudan a mitigar la fatiga mental, mejoran la atención y juegan un papel decisivo en el bienestar de las personas.
Nuestro déficit de atención puede estar siendo causado por un exceso de tecnología en todos los aspectos de nuestra vida, poniendo en jaque a nuestra concentración y creatividad.
En este punto resultará útil hacer un breve paréntesis para distinguir la atención involuntaria de la atención dirigida. La atención involuntaria es evocada por algún elemento interesante o excitante presente en el entorno y no requiere esfuerzo (una puesta de sol, un paisaje, un aroma). Es la que nos vincula con el medio ambiente favoreciendo las respuestas simples y directas. Por su parte, la atención dirigida requiere esfuerzo y está bajo control voluntario. Nos permite enfocarnos selectivamente e involucrarnos en procesos mentales superiores tales como la resolución de problemas y la planificación.
A diferencia de la atención involuntaria, la atención dirigida es susceptible de fatiga. Y la fatiga mental produce una cantidad de consecuencias no deseadas: dificultad para concentrarse y tomar decisiones, susceptibilidad a asumir mayores riesgos, irritabilidad, falta de creatividad, ineficacia, etc.
Para recuperarse de la fatiga mental y disminuir el estrés, especialmente en este momento de pandemia e incertidumbre, es necesario descansar los mecanismos de la atención dirigida. Para esto se necesitan tiempo y espacios que promuevan la relajación y la distracción que nos brinda la atención involuntaria. Las estrategias pueden incluir desde “micro-descansos” (las breves pausas en la atención cuando miramos a lo lejos) hasta “macro-descansos” en espacios especialmente dedicados en busca de respiro y restauración.
¿La solución está en nuestros genes?
Basándonos en la teoría evolutiva, podemos decir que nuestros ancestros encontraban calma de las situaciones extremas de supervivencia en las que vivían al refugiarse en ambientes naturales no amenazantes (fuera de predadores y otros peligros). Lo que debemos hacer es volver a ese ambiente a la hora de querer «restaurarnos» de la fatiga del día a día.
En otras palabras, se especula que las personas estaríamos biológicamente predispuestas para sentirnos mejor en entornos naturales no amenazantes. En estos lugares, nuestra relación con el medio ambiente es fluida, no requiere esfuerzo y la experiencia puede ser profundamente reparadora.
Volver al uso de materiales más naturales puede ayudar a tener una oficina que incentive la concentración de sus usuarios.
Un oasis en el lugar de trabajo
Con un interés cada vez mayor en el bienestar de sus empleados, las empresas están comenzando a advertir la necesidad de crear zonas tranquilas y entornos de relajación que los ayuden a restaurar la atención durante la jornada laboral.
Teniendo en cuenta un enfoque integrador entre el cuerpo y la mente como punto de partida, ¿cómo se podría dar forma a un ambiente de restauración? ¿Qué características necesitaría?
Estos son algunos de los elementos que no pueden faltar para crear un pequeño oasis para la recuperación dentro del espacio de trabajo:
- Elementos naturales. Los espacios verdes, las plantas, los muros vegetales, los estanques, etc., pueden promover la recuperación de la fatiga mental derivada de situaciones laborales exigentes que implican una atención prolongada, dirigida y con esfuerzo. Los beneficios fisiológicos que proporcionan estos elementos están asociados con una reducción del cortisol, la hormona del estrés5. A través del diseño también se pueden evocar las formas de la naturaleza para activar un efecto restaurador con similar eficacia.
- Vistas al exterior. Brindan un medio excelente para descansar la atención dirigida con micro-descansos. Especialmente las vistas a la naturaleza parecen marcar una diferencia muy grande frente a otros elementos. Bastan solo algunos signos de vegetación entre el entorno construido para obtener efectos relajantes6.
- Sonidos naturales. Estudios ambientales demostraron que los sonidos naturales provocan una mejor respuesta frente al estrés que el silencio total. Los motivos tendrían un origen evolutivo: el canto de los pájaros, entre otros sonidos, señalaban a nuestros antepasados que no había depredadores en las cercanías permitiéndoles una conducta más relajada7.
- Iluminación tenue y cálida. Tanto los niveles como el color de la luz afectan el estado de ánimo y la actividad de las personas: mientras que la luz azulada tiene un efecto activador, la luz cálida tiene un efecto sedante. Al mismo tiempo, una intensidad baja induce a la relajación y al descanso8.
- Colores de la sabana. Un espacio en el que predominan los colores de la naturaleza tiende a percibirse como un lugar saludable. Esto se debería a la preferencia innata por los colores familiares de la sabana que indican la presencia de agua limpia, vegetación rica en nutrientes, frutas o flores. Existe una clara preferencia por los azules y los verdes oscuros o intermedios ya que reducen el ritmo cardíaco y la presión sanguínea aliviando el estrés9.
Incluir a las plantas dentro del diseño de la oficina puede ser una de las maneras más eficientes (y económicas) de reducir drásticamente el stress mental.
→ Formas curvas. Tanto la forma como el contenido del espacio pueden tener efectos sobre la restauración de la fatiga mental. De acuerdo con una investigación de Harvard Medical School, el equipamiento con formas curvas o redondeadas es más relajante frente al que presenta siluetas afiladas. Esto se debe a que las áreas cerebrales involucradas en el procesamiento del miedo y la excitación emocional se activan ante los objetos con ángulos agudos y cortantes10.
→ Materiales naturales. Los materiales también otorgan distintas cualidades al espacio a través de su temperatura, su textura, su densidad, su permeabilidad, su capacidad para reflejar la luz y su elasticidad. Debido a que nuestro sentido del tacto está estrechamente asociado con emociones de comodidad, contención y calidez, los materiales naturales tales como la madera, la caña y los textiles de fibras naturales se asocian a menudo con sensaciones amables y acogedoras11.
→ Aromas relajantes. La percepción humana del olor se define por la dimensión agradable-desagradable. Algunos estudios relacionados con la cognición y el olfato descubrieron que ciertos aromas naturales pueden producir efectos beneficiosos en el estado mental de las personas. Por ejemplo, el olor a lavanda y a romero disminuye el estrés y mejora el humor mientras que la vainilla, propicia la relajación
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